Creo, que debemos poner énfasis en la interacción: el artículo de Garrison (1) nos muestra cómo las tecnologías permiten que estos espacios (de enseñanza formal) se conviertan en un diálogo entre los actores críticos del proceso (siendo el contenido un actor en sí mismo).
La misma participación en este foro ha sido una muestra de lo dinámica que puede ser la interacción estudiante-estudiante y estudiante-profesor, aunque estemos separados espacio-temporalmente.
En cuanto a la interacción estudiante-contenido, las nuevas tecnologías facilitan el poner este último más al alcance del estudiante, tanto en el sentido de salvar distancias (físicas, económicas), como en el hacerlo más atractivo y entendible para él (videos, simulaciones, etc).
Pero de alguna manera al estudiante le queda más claro que antes de interactuar con sus compañeros y con el profesor debe primero apropiar, enfrentarse al contenido.
Este contenido tiene que ser desarrollado por alguien, y es aquí donde la interacción profesor-profesor juega su papel. En el artículo de Galeano (2), queda claro que esta labor debe iniciarse con buena anticipación al ofrecimiento del curso, que se precisa de un trabajo conjunto para la planeación de un curso, y que esta planeación debe ir más allá del contenido.
Para esto ya no puede estar cada profesor sólo frente a una lista de temas para ‘ver qué hace en cada clase’ (el microcurrículo), sino que quienes van a ofrecerlo deben trabajar juntos en el diseño y preparación de los objetos de aprendizaje pertinentes, y en saber cómo medir evaluar los alcances de la propuesta.
Galeano va más allá, nos dice que el grupo de trabajo debe ser interdisciplinario, y estoy de acuerdo. Si la Física ha sido catalogada como ‘una aventura del pensamiento, ¿por qué no busco a un profesor de Comunicación, que está a un piso de distancia, y busco cómo involucrar estrategias de sus cursos de creatividad? ¿Por qué no propongo una video-conferencia en mi curso de electromagnetismo para que un neurocirujano nos cuente cómo medir señales bioeléctricas para detectar enfermedades del sistema nervioso? No lo sé, talvez estoy muy ocupado preparando clase.
Referencias
(1) Terry Anderson, D.R. Garrison (2003). "The technology of e-learning". E-Learning in the 21st Century: A Framework for Research and Practice. Londres: Routledge Falmer. Capítulo 4, pág. 32-47.
(2) José Ramiro Galeano Londoño. El diseño de guiones curriculares para la educación virtual.
VIII Congreso de Educación a Distancia CREAD MERCOSUR/SUL 2004. 7 al 10 de septiembre 2004 - Córdoba - Argentina. Págs. 57-64.
http://fgsnet.nova.edu/cread2/pdf/Galeano.pdf
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