Friday, July 31, 2009

La pasarela en la U

Luis Gaviria. Periódico ADN. El Clavo. Viernes 10 de julio de 2009, p.3.

Hace días, mientras sostenía una conversación con mi prima de 16 años, -a punto de graduarse del colegio-, surgió el tema de la vocación profesional. Le pregunté sobre las carreras que le llamaban la atención. Y me respondió: “lo que me encanta de la universidad es que allá podría hacer lo que yo quisiera. Podría vestirme a mi antojo, entraría y saldría a la hora que deseara, me gozaría los eventos de emisoras juveniles y me rumbearía fiestas. Lo mejor de todo, es que esto lo haría sin preocuparme, porque con 3,5 de promedio me graduaría sin dificultad”. Su respuesta me dejo mudo.

Lo más impresionante es que no es la única joven con este pensamiento. De hecho un alto porcentaje de los muchachos piensan que al entrar en la universidad se liberarán de sus padres y se convertirán en adultos. En adultos parranderos, diría yo.

Las universidades dejaron de ser centros de la academia para convertirse en centros de la moda, de las tendencias ‘pop’ y las culturas suburbanas. Ahora los jóvenes no caminan por los pasillos de los campus, sino que desfilan; los grupos de estudio son los de la ‘bebeta’; el momento más esperado no es el de la graduación, sino el de la fiesta de primíparos y la tristeza mayor no es la de perder un parcial, sino la de no llevar la ‘percha’ adecuada. No quiero parecer ñoño, pero debemos inculcarles a los jóvenes desde el colegio lo que es la verdadera universidad: el lugar donde aprendemos a ser seres humanos íntegros y competitivos.